LA PAJA Y LA VIGA

LA PAJA Y LA VIGA

Porque es mucho más fácil estar atentos y ver más de la cuenta,
cuando se trata de juzgar y señalar la paja que está en el ojo de los
demás; que descubrir la viga incrustada en la propia vida y que no
permite que el alma pueda experimentar paz…

Y queremos arreglar el mundo, acomodar lo que consideramos no está en
su lugar; por eso asumimos el rol de superhéroes o jueces, que
deciden a quién salvar o a quien condenar; ¡qué ciegos somos al no
lograr observar!, que para poder transformar muchas cosas, debemos
arreglar primero lo que en nosotros está mal.

Criticamos en los demás los mismos defectos que en nosotros
multiplicados están; rechazamos en ellos aquello, por lo cual también
nos han de reprochar; pero vemos con lentes aumentados la fragilidad
de aquel que a nuestro lado está; y escondemos tras vidrios
polarizados, nuestra propia humanidad…

Por eso estamos como estamos, porque cada uno se preocupa por ser
espectador de los demás, que aplauden o critican todo lo que otros
hacen o dejan de hacer; o intentan mover sus vidas como fichas de un
juego de ajedrez; donde el jaque mate lo da aquel que pueda echarla
más agua sucia a su prójimo o se lave las manos como Pilatos a la
hora de que sienta va a perder…

Nos quejamos de lo que no tenemos, envidiamos lo mucho o poco que
otros han de poseer, creemos que solo nosotros merecemos tener cosas
buenas, porque asumimos el papel de víctimas entregadas y
sacrificadas que solo han venido al mundo a padecer… ¡qué estúpidos y
desagradecidos somos!, dejando pasar el tiempo que no ha de volver;
las oportunidades que hoy perdemos, quizás mañana no las volveremos a
tener. Podríamos escribir un libro de lamentaciones, con las palabras
que pronunciamos a diario u ofrecemos a Dios como oraciones; qué
distinto sería si intentáramos descubrir en nuestra vida, las
innumerables gracias y virtudes que se nos dan como bendiciones; pero
la ceguera espiritual no nos permite despojarnos de esa viga que en
nuestros ojos bien clavada está.

Cuesta y duele tal vez reconocer y reparar nuestra humanidad; pues
implica asumir cambios en la manera de pensar, sentir y actuar… pero
se hace tan necesario aprender a ver hacia dentro y conocer nuestro
interior, arreglar y limpiar cada rincón, inundarlo con la alegría
inexplicable que se logra experimentar cuando se descubren las
manifestaciones de amor que a diario nos regala Dios… De esta manera,
podremos ver más claro y mejor, y contemplar en cada persona que
camina a nuestro alrededor, la grandeza de Aquel que colocó un toque
de su Divinidad en toda la Humanidad; he ahí el Milagro de su
perfección, alojada para siempre en cada corazón…

Es hora de que nos despojemos de la viga de nuestra mirada y
aprendamos a ver con el corazón aquello que a simple vista no se ve,
porque se hace invisible a los ojos…

Kary Roja

Comentarios