AGREGUEMOS VALOR

 

 

 

En la actualidad cuidar nuestra carrera significa estar en perpetuo movimiento.

Nuestra organización estará en constante "re-formación", cambio y flexibilización para adaptarse a nuestro mundo en constantes cambios vertiginosos. Esta es la única manera en que se puede esperar sobrevivir en este medio de competencia feroz. Esperamos su reestructuración, reducción, subcontratación y formación de nuevas alianzas.

 

También podemos esperar formas flexibles de trabajo. Las obligaciones se verán constantemente reorganizadas. Las misiones breves serán más comunes. Tal vez trabajemos por contrato, o pasemos tiempo en varios equipos de proyectos, hasta podríamos terminar trabajando para más de un "empleador" a la vez. Probablemente tendremos un equipo siempre nuevo de compañeros de trabajo, más jefes nuevos, hasta nuevas carreras. Algunas de estas cosas no nos van a agradar. Probablemente a nadie le va a agradar todo esto.

 

Pero eso es irrelevante. La cuestión es, ¿seguiremos con el programa de todos modos?

 

Es necesario saber que la resistencia al cambio es casi siempre un callejón sin salida. Las oportunidades de carrera vienen cuando nos alineamos inmediatamente con las nuevas necesidades y realidades de la organización. Cuando tenemos los pies livianos. Cuando demostramos alta capacidad de ajuste. Las organizaciones quieren gente que se adapte "rápido" no aquellos que se resisten o se "desenchufan" psicológicamente.

 

Es cierto, el cambio puede ser doloroso. Cuando daña carreras aparecen naturalmente emociones como dolor, el enojo y la depresión, que hacen difícil que la gente sea productiva. Pero el ser un artista del cambio rápido puede mejorar nuestra reputación, mientras que resistir el cambio puede arruinarla. La movilidad nos hace miembros valiosos del grupo.

 

Esforcémonos por una recuperación rápida. Una alineación instantánea. Asumamos una responsabilidad personal por adaptarnos al cambio, tal como lo haríamos si aceptáramos un nuevo empleo con un nuevo empleador.

 

Esta actitud es necesaria, para la nueva era de la calidad en el ámbito mundial, porque para muchos expertos, simplemente la calidad es: el conjunto de atributos o propiedades de un objeto que nos permite emitir un juicio de valor acerca de él. Esta definición introduce el concepto valor al significado de calidad, esta relación ha perdurado a lo largo del tiempo, pero el enfoque, el significado y la interrelación entre ambos se ajusta continuamente ya que la calidad no es un concepto estático, sino que evoluciona constantemente y cada vez se enfoca más al desarrollo del factor humano. Ya no se conforma con agregar valor al producto o servicio, sino que va más allá, al tratar de que el ser humano sea un generador de valor a través de sus acciones en los diferentes ámbitos de su vida (laboral, personal, emocional, etc).

 

Asegurémonos de contribuir con más de lo que costamos, agreguemos valor a lo que hacemos. Debemos de entender que nuestras actividades solo darán un valor agregado si contribuyen a dar forma a un resultado o lo cambian radicalmente, si se hace bien desde la primera vez, o si realmente le importa a nuestro cliente o usuario ya sea dentro o fuera de nuestra institución.

 

Los empleados a menudo se engañan, suponiendo que deberían mantener sus empleos si son responsables y hacen un buen trabajo. Claro que la experiencia puede tener también su valor. Pero tal vez no. Depende de si esa experiencia hoy realmente nos hace valer más para nuestro empleador, o si ha perdido casi todo su valor por que el mundo está cambiando a tanta velocidad.

 

El tema de la "lealtad" es algo más escabroso. Las personas que han demostrado verdadera devoción a través de los años, que han permanecido allí en tiempos duros y realmente trabajaron con el corazón, deberían ganar puntos por eso. Sin duda, es una verdadera virtud. Es material valioso.

 

Sin embargo, debemos darnos cuenta de que podemos utilizar la historia para justificar nuestro empleo continuo sólo por un tiempo. Aún necesitamos agregar valor ahora. Y no deberíamos confundir longevidad con lealtad. El simple hecho de que una persona haya aparecido en la nómina de pagos durante años no dice nada. No ganamos puntos simplemente por "poner nuestro tiempo".

 

Nuestra contribución es lo que cuenta. No las horas (o años) que invertimos. O cuán ocupados estamos.

 

Todos hemos visto gente que permanece ocupada, y hasta trabaja duro, sin agregar ningún valor real. Probablemente por que no tiene el equipo adecuado, la orientación correcta de sus líderes, la capacitación necesaria o simplemente no les interesa ponerse a pensar cuál sería la mejor manera de hacer su trabajo más fácil y productivo agregando valor a lo que hacen. Cometen el error de pensar que el esfuerzo los hace merecedores de la paga. Podemos respetarlos por intentarlo, pero debemos reconocer que las carreras de muchos de ellos están basadas en una farsa.

 

Estaremos en una mejor posición si pensamos en términos de que nos pagan por el rendimiento, por el valor que agreguemos en lugar de por nuestra permanencia, buenas intenciones, o nivel de actividad.

 

Una de las maneras en que podemos agregar valor a lo que hacemos es siendo creativos, todos somos creativos en mayor o menor medida y el ejercicio constante de la creatividad es entonces la condición de la supervivencia.

 

El creativo hace posible la supervivencia; no retrocede ante el problema: lo examina y busca los hilos de los cuales pueda tirar para resolverlo. No es una tarea simple, por supuesto, y a menudo resulta dolorosa. El creativo es terco como una mula y confronta las dificultades para cambiar, transformar y modificar constantemente su realidad, construyendo así el futuro.

Su obra, además, siempre pertenece al pasado. Cuando el creativo la concluye, la deja atrás para emprender la siguiente. No se detiene a contemplarla. Su tarea no es llegar, sino continuar. El artista, el publicista, el ingeniero, el repostero, el escritor, tienen conciencia plena de que su verdadera obra se encuentra en el futuro y no se enamoran para siempre de la anterior.

 

 

Transformar la realidad para adaptarla a nuestros deseos, inclinaciones e intereses exige la inversión persistente del talento creativo. Se asustan y perecen quienes no están dispuestos utilizar verdaderamente la imaginación y dependen de las ideas y las acciones de otros para ir pasándola, ya que no es posible más.

 

Existen por tanto, dos clases de seres: quienes se preocupan por aplicar su talento creativo en todos los aspectos de la vida, y los que tratan de mantener invariablemente lo que han conseguido gracias a la imaginación ajena, sin advertir que su inercia es el principio del aniquilamiento.

 

Por tal motivo, demostremos nuestro valor para la organización. Hagamos una diferencia. Agreguemos valor suficiente a todas nuestras actividades para que todos puedan ver que faltaría algo muy importante si nos fuéramos.

 

 

 

 

Por. Ing. Guillermo Zeger Moro

Comentarios