COMO SE ELIMINAN LAS MANZANAS PODRIDAS

 

 

Elimine las manzanas podridas

Pregunta: ¿Cómo se eliminan las manzanas podridas en una organización?

David Michalek, Bartlett, Illinois.

 

Publicada 7 de noviembre de 2006, El Diario de Hoy

 

Por Jack y Suzy Welch

El Diario de Hoy
negocios@elsalvador.com

 

 

 

 

RESPUESTA: Comience dejando de lado las tijeras de podar, y elija en cambio una sierra eléctrica. Nada afecta más a una compañía que cuando los jefes ignoran, consienten o toleran a un estúpido o a dos, o a tres-- en la empresa.

Esa generosidad socava la confianza y la moral de la organización. Sin esos elementos, los ejes competitivos de colaboración y de velocidad son algo más difíciles.

Y eso sin mencionar el hecho de que los estúpidos quitan todo placer al trabajo. Pero antes de que hablemos acerca de cómo podemos eliminar a los idiotas o manzanas podridas como usted las califica-- hay que dejar en claro de qué personas se trata.

En las empresas se puede dividir a los empleados en cuatro categorías, analizándolos en dos dimensiones: de qué manera se desempeñan esto es, con qué frecuencia concretan sus proyectos-- y cómo demuestran los valores de la empresa.

Ahora bien, el término "valores" es una palabra noble y de alguna manera vaga, pero lo que realmente significa es "conducta". Los valores representan el comportamiento que las compañías buscan en sus empleados, su forma de actuar. Y es por eso que la mayoría de las listas incluyen virtudes tales como la integridad y la imparcialidad.

Esos valores son necesarios, pero cualquier lista de valores puede, y debe también, ser vinculada a objetivos estratégicos. Por lo tanto, una compañía puede añadir valores que señalan: Pensamos y actuamos de manera global, celebramos el trabajo en equipo, mostramos un fuerte perjuicio en favor de la rapidez, o de la manera de enfrentar problemas con urgencia.

Y ahora volvamos a los cuatro tipos de empleados. El primer tipo incluye personas con buen desempeño y buenos valores. Con esos ganadores, la tarea de la gerencia es fácil. Basta educar, recompensar, e impulsar hacia adelante y hacia arriba.

La segunda categoría involucra empleados que no concretan buenos resultados, y tampoco muestran una buena conducta. Una vez más, el trabajo es fácil. Hay que mostrarles la puerta. Un tercer tipo de empleado tal vez ofrezca resultados débiles durante un año, pero sigue exhibiendo el tipo de conducta que usted desea. Por lo tanto, los gerentes deben dar a esas personas bien intencionadas una segunda o tercera oportunidad.

Los empleados de la tercera clase pueden tener algún problema particular en materia de desempeño, pero no son idiotas. No, eso corresponde a la cuarta categoría de personas. Se trata de empleados que concretan su tarea, pero no respetan los valores.

Usted se percata del tipo. ¿Quien no lo conoce? Existen en cada nivel de casi toda organización. Esos empleados, pese a su alto desempeño, pueden ser mezquinos, arrogantes, o proclives a mantener secretos. Con frecuencia, dan besos, y una patada por la espalda. Algunos son solitarios con un corazón de piedra, otros son malhumorados, y aquellos que están a su alrededor viven en una especie de esclavitud del terror.

Y sin embargo, con frecuencia, el Tipo Número Cuatro continúa ileso. Seguro, tal vez los jefes los reprendan, pero generalmente las cosas no cambian luego de esas reconvenciones.

Por cierto, la mayoría de nosotros somos tal vez culpables de haber estado tan deseosos por obtener buenos resultados que hemos ocultado los pecados de la conducta venenosa de un empleado. Y nos hemos limitado a mirar para otro lado. ¡Usted no puede hacer eso! Si usted tiene algún idiota en su empresa, debe enfrentarlo cara a cara.
Los dirigentes de una compañía deben aceptar que un idiota causa más daños que beneficios a una organización.

Si bien sus resultados son buenos, el daño colateral a la cultura y a la competencia en su conjunto, son mucho más grandes. Una vez el liderazgo acepte esta línea de razonamiento, y realmente lo sienta en sus huesos, librarse de empleados estúpidos es algo bastante directo.
Los gerentes deben asegurarse que todos en la compañía estén enterados de los valores.

Deben demostrarlo, y elogiar y recompensar esos valores en otros. Y básicamente, aludir a los valores al punto de que usted tenga ganas de vomitar. Por cierto, los valores tienen que ser tan cegadoramente aparentes a las personas en la organización, que si alguno no los respeta, ese intruso debe ser localizado de inmediato, como un jugador de béisbol que luce uniforme de los Yanquis y aparece en los vestidores de los Medias Rojas.

Pero el factor decisivo en librarse de estúpidos en su organización es eliminar a los que usted tiene, y hacerlo con gran fanfarria. Es un error echar a una persona que violó los valores de la organización y luego suavizar las cosas, diciendo, "Joe se fue de la compañía para pasar más tiempo con su familia". Los líderes tienen que decir, "Joe se fue porque no pensaba de manera global", o, si la diversidad es un valor, "Se le pidió a Joe que se fuera pues al contratar tenía en cuenta el sexo y la raza".

Cada vez que usted se libre de un idiota, no pierda la oportunidad de que se convierta en una lección. Ahora bien, ninguna organización podrá eliminar totalmente todos los estúpidos.

Algunos continuarán trabajando porque su desempeño es muy bueno o porque su mala conducta es muy sutil. Pero usted nunca debe cesar los intentos por eliminar las manzanas podridas. Son muy malas para los negocios.

—Welch es Presidente de Jack Welch, LLC. Asesora directores y presidentes de empresas Fortune 500. Fue Chairman y CEO de General Electric, convirtiéndola en la corporación más valiosa del mundo. —


 
 

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