LO QUE HE APRENDIDO DE MIS SUEGROS

 

 

Existen muchos chistes sobre los suegros – más sobre las suegras, en la mayoría de los casos – que denotan una representación, hasta cierto punto, mala ya sea para los yernos o para las nueras: qué si la suegra es una ogra, qué si el suegro es un flojo, qué si la suegra siempre critica, que si el suegro es un mantenido, etc. Todos estos temas forman parte del ambiente que se ha venido generando en la figura de estos familiares.

Mis suegros, recientemente, han cumplido 45 años de casados y esto me ha llevado a reflexionar sobre lo que ellos han representando para mi, desde que los conozco. Esta reflexión me llevó a concluir que, de mis suegros, lo más relevante que he recibido de ellos son sus enseñanzas. Tengo 21 años de conocerlos y las enseñanzas han llegado a borbotones.

Mis suegros me enseñaron que, ya cuando una pareja se convierte en marido y mujer y que la llegada de los hijos los convierte en padres, estos deben seguir siendo novios hasta la eternidad. Por novios se refieren a continuar las actividades que uno realiza en esa etapa del romance: salir a tomar un café, salir al cine, caminar de la mano, etc., en otras palabras, tener un tiempo de pareja como la que uno vive durante el noviazgo. La forma en que me enseñaron esto fue más con ejemplos que con palabras. Ya con los hijos, siempre nos pedían que planeáramos una salida ya que ellos cuidarían a los nietos en su casa o en la mía. En ocasiones ese requerimiento se convertía en exigencia porque sabían de la importancia que debe existir en las parejas para tomarse un descanso en el quehacer de un joven matrimonio. Las solicitudes venían al menos una vez al mes y se extendieron hasta la fecha, aún cuando mis hijos ya están en una edad en que no se requiere que los vigilen durante nuestra ausencia. Esas escapadas de una tarde con mi esposa o de algunos días de vacaciones a un lugar cercano, nos han permitido, a mi esposa y a mí, mantener esa complicidad que solo se tiene cuando uno está en la etapa de novios. Esta enseñanza de mis suegros, ha sido oro molido en nuestra relación. Definitivamente la practicaremos con nuestros hijos cuando el momento llegue.

Mis suegros me enseñaron lo que es ser abuelos de tiempo completo. Muchos ejemplos difíciles de listar en una página, demuestran lo anterior. Cuando, por motivos de esas salidas que hacíamos mi esposa y yo, dejábamos a los hijos con mis suegros, ellos procuraban que sus nietos no extrañaran nada de su hogar. Fuerte fue mi sorpresa cuando, en una ocasión que pasé a recoger a mi hijo – que en aquel entonces era el único -  a la casa de mis suegros, me encontré con que mis suegros habían comprado los mismos juguetes que tenía en casa. Si, los mismos juguetes, del mismo color y marca. "No queremos que extrañe nada de su casa cuando Uds. estén ausentes. Así que investigamos y compramos los mismos juguetes", me explicaron con la confianza que les da el haber comprobado ese método como exitoso. En otra ocasión, mis suegros "montaron" todo un negocio de comida en miniatura para poder jugar a "las comiditas" con mi hija. Hasta nombre le pusieron al restaurant ficticio. Un ejemplo más es algo que se ha venido repitiendo desde la llegada de mis hijos a la familia. Conocedores de los gustos de mis hijos en cuanto a alimentos, mis suegros nos piden permiso – si, permiso – para prepararles el lonche escolar a mis hijos. Grata es la sorpresa cuando, a la llegada del colegio, ellos esperan pacientes a las afueras de la escuela, y así entregarles a mis hijos su lonche especialmente preparado con los gustos que ellos conocen, tienen mis hijos en cuanto a alimentos. No les importa la hora de la mañana, ellos se levantan temprano, preparan el lonche para cada uno de ellos – que siempre son distintos -, se trasladan a las afueras del colegio y esperan esos 2 minutos para saludarlos y hacerles entrega de los bocadillos que disfrutarán en el recreo. No me consta, pero casi puedo imaginar que, un día antes, se ponen en contacto con mis hijos para saber sus gustos y así preparar el famoso lonche. En definitiva, también haré lo mismo con los hijos de mis hijos.

Mis suegros me han enseñado el valor de la amistad verdadera. La amistad que todos deseamos de nuestros amigos. Ellos se mantienen en contacto telefónico con sus amigos y familiares más cercanos. Algo ejemplar es lo que ha venido haciendo mi suegro, Don Enrique, en términos de amistad duradera: ha mantenido contacto con los amigos de su papá ya fallecido, de manera constante. Sabedor de la gran amistad que profirió su Padre con algunas personas, a su muerte, mi suegro se ha encargado de mantener el contacto con los amigos de su padre y, en ocasiones, la ha seguido hasta la muerte de algunos de ellos. Ha mantenido la llama del recuerdo de su padre a través de mantener la amistad de aquellos que convivieron estrechamente con él. Eso es algo admirable. ¡Y qué decir de las famosas cenas de sus amigos más cercanos! He tenido la fortuna de ser partícipe de grandes tardes-noches de anécdotas y convivencias de los amigos de mis suegros. En pocas ocasiones se me han presentado situaciones en donde es mejor estar callado, sin opinar, que en dichas reuniones. Aprende uno más que en cualquier clase de historia, del mundo del toro, de los deportes en general y de los círculos sociales de la ciudad. Grandes noches de cenas exquisitas y bebidas que promueven el habla bohemia, exquisita y de gran camaradería. Qué gran lección esta si tomo en cuenta mi falta de interés por mis amistades. Debo cambiar para reflejar este gran aprendizaje de mis suegros.

Mis suegros me han enseñado que no existe edad que impida iniciar proyectos nuevos. Siempre empresarios y comerciantes, no existe visita a su casa en donde no me entere de nuevos proyectos: que ya empezó la construcción del ala de una casa, qué ya se cambió la alfombra, qué ya se pintaron las paredes de la casa, qué ya se compraron un nuevo televisor, qué ya compraron una nueva maquinaria, etc. En una edad en donde muchas personas quieren descansar y disfrutar de su vejez, ellos se enfrascan en nuevos proyectos, algunos de ellos de gran envergadura. ¡Ya quisiera tener la vitalidad y pasión con la que ellos emprenden nuevas cosas!

 

 Como lo mencionaba, podría seguir listando todos y cada uno de los aprendizajes que he adquirido de mis suegros. Probablemente mi memoria me juegue una pasada y olvide otros. Lo que sí puedo concluir es que mis suegros han sido un gran ejemplo a seguir, desde que los conozco.

 

Doña Martha, Don Enrique: gracias por estas enseñanzas y las que aún me faltan por aprender. Mi cariño y respeto es muy grande por todo lo que han hecho. 45 años de matrimonio es una hazaña que pocas parejas llegan a lograr, principalmente en estas generaciones, las mías y las que vienen, que promueven el "hasta que el amor se acabe" en lugar de "hasta que la muerte nos separe".

He aprendido mucho de Uds. Seguiré haciéndolo porque representan un ejemplo a seguir. No me queda duda alguna que han sido unos padres para mí y unos excelentes abuelos para mis hijos.

 

Dios bendiga el momento en que se conocieron y del cual, al paso del tiempo, me generaron la posibilidad de enamorarme de su princesa y aceptarme como parte de su familia.

 

Mi cariño y amor siempre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Víctor M. Rodríguez G.

 

 

Diciembre, 2011

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