9 Días que me marcaron, Día 2

 

Día 2

Para el día 7 de Febrero, a primera hora, las gestiones de mi hermana con sus contactos, surtieron efecto: trasladaron a mi Madre de la sala de urgencias a un cuarto de hospital. Con esto, el paso de un área en donde todo es caos y stress que te contagia y se refleja en el estado de ánimo de los pacientes y sus familiares que los cuidan. Es difícil convivir con personas que están postradas en camas de la sección de urgencias y, sobre todo, con sus familiares que esperan que platiques con ellos cuando a ti lo único que te interesa saber es la evolución de tu enfermo. He visto en estas horas tantas personas que entran y salen de esa sala y he platicado con otras tantas que lo mismo me preguntan por la salud de mi Madre que por los procedimientos que deben seguir para que sean escuchadas sus demandas. Lo mismo ocurre en la sala de espera de esa sección. Gente que duerme en las sillas tan incómodas y pasan entredormidos la noche sin poder ir al baño o asearse para estar presentables a la hora que inician las visitas a sus pacientes.

 

El pasar de una sección a otra fue volver a empezar: describir los generales de mi Madre, su nombre completo, su fecha de nacimiento, si fumaba, si bebía, si había tenido operaciones, cuántos hijos, parto natural o cesárea, medicamentos que toma, cual es su enfermedad, diabética o no, hipertensa o no, alérgica a algo o no. Las mismas preguntas que uno debe responder sin vacilar porque de ello depende el diagnóstico, los análisis futuros y las medicinas presentes. Lo mismo sucede si se presenta un nuevo Doctor - el de guardia-, a examinarla.

 

No faltó mucho para que iniciaran las complicaciones. Mi Madre presentó niveles de azúcar muy elevados y la temperatura corporal no aminoraba. Además, se confirmó el infarto cerebral. Los cuidados para este cuadro, comenzaron a intensificarse. La solución de suero que corría por la mano izquierda de mi Madre, poco a poco se fue llenando de otros medicamentos que requerían de conocer su momento de aplicación y la duración para concluir el proceso. Mi Madre comenzaba a padecer todo el proceso que le siguió durante su estancia en el hospital.

 

Desafortunadamente para todos, ella seguía inconsciente, conectada a la mascarilla de oxígeno y sin abrir sus ojos o pronunciar palabra.

 

Importante mencionar la forma en que nos organizamos. De una manera extraña, sin planearlo y sin una junta de por medio, mis hermanos y yo nos coordinamos para no dejar sola a mi Madre en ningún momento. Fue algo natural. Concebido sin ninguna queja o excusa para no estar ahí. Todos sabíamos qué hora, turno y momento debíamos acudir para estar al lado de mi Madre. En todo momento le hablábamos y la cuidábamos como ella lo hizo con cada uno de nosotros en nuestra infancia, en nuestra juventud, en nuestra madurez. Nadie se quejó. Todos acudíamos a la hora que indicábamos y estábamos ahí, puntuales a la cita.

 

Dado que nos hacían las mismas preguntas las enfermeras o los doctores que la examinaban, decidimos documentar todo en una bitácora que posteriormente la bautizaríamos como "Bitácora de Amor". Ahí escribimos, paso a paso, todo lo que le ocurría a mi Madre, las medicinas que le suministraban, su temperatura, niveles de azúcar, su presión arterial. Era extraño para las enfermeras y doctores que, ante las preguntas que nos hacían, acudíamos al registro para dar santo y seña de todo lo acontecido en las últimas horas. Causaba también extrañeza que, para cualquier evento, recurríamos pronto a la pluma y papel, para documentar los detalles. No dudo que la extrañeza se convertía en preocupación para los doctores y enfermeras el ver que escribíamos cada detalle de lo que acontecía. Pensarían que los podríamos demandar en un futuro. Sin embargo, el objetivo era otro. La bitácora nos sirvió como medio de comunicación entre hermanos y, porque no decirlo, de expresar nuestro dolor y frustraciones que nos embargaba el momento de soledad en el cuidado de nuestra Madre. En varias páginas se puede leer los sentimientos a flor de piel que nos embargaban en esos momentos de cuidado intensivo de la salud de nuestra Madre.

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