9 Días que me marcaron, Día 6

 

Día 6

El día de mayor angustia para mí.

Debido a mi trabajo, tuve la necesidad de salir de la ciudad. El hecho de dejar a mi Madre en el hospital contrastaba con la enmienda que recibía de asistir a una junta importante de ventas en el empresa en la que laboro. No bien tomé el vuelo correspondiente ese 11 de Febrero por la tarde, la sensación de preocupación y angustia comenzó a llenar mí entendimiento. Era un viaje de un día. A media mañana del día siguiente debería estar de regreso. Un día antes, la comunicación con mis hermanos incluyó la revisión del rol de cuidados de mi Madre tomando en cuenta el hueco que dejaría con mi ausencia. No tardamos mucho en ponernos de acuerdo para que mi rol de ese día y el siguiente, fuera cubierto por alguno de mis hermanos. Aún así, la angustia y preocupación que me invadía, era mucha.

 

Durante todo ese día de viaje, los mensajes de dos vías telefónicos fueron el recurso que utilicé para conocer el estado de mi Madre. En ninguno de los mensajes recibidos, me hicieron saber la condición real de mi Madre durante ese día. Mis hermanos, conociendo de mi aflicción, se dedicaron a enviarme buenas noticias para no hacer mi viaje más pesado. Tarde me daría cuenta que la condición de mi Madre comenzaba a deteriorarse.

Ya instalado en el hotel recibí una llamada que me pareció algo extraña. Un gran amigo y compañero de trabajo me invitaba a cenar, ahí mismo en el hotel. Siendo la hora en que recibí la llamada, no era algo común que mi amigo me contactara para simplemente platicar. Acordamos vernos en el lobby del hotel y procedimos a la cena. Ya en la cena, recibí una llamada relacionada con la extraña invitación recibida por mi amigo. Uno de mis hermanos me llamó para explicarme que la condición de mi Madre había empeorado de manera tal que era necesaria una intervención para colocarle un tubo en el pecho. Los pronósticos tanto de su condición como del procedimiento quirúrgico eran de pronóstico reservado.

 

Mis hermanos querían que tomáramos una decisión inmediata. Me indicaban que los Doctores que les habían explicado el procedimiento, necesitaban una respuesta inmediata. Cercanas ya las 10 de la noche de ese día 11 de Febrero, los convine a que pidieran una prórroga para la toma de esa decisión. A la distancia, la desesperación y poca información que me daban no me dejaban pensar con claridad cuál debía ser mi aportación para tan importante decisión. No tuve otra opción más que pedirles que me esperaran para cuando llegara a la ciudad al día siguiente. A regañadientes, mi propuesta fue aceptada. Al otro día, una vez concluida la junta, debía correr al aeropuerto para ver si podía adelantar mi vuelo y llegar lo más pronto posible.

 

Mi esposa, en su gran preocupación y sabiendo que mis hermanos me estarían contactando para darme la noticia de la posible intervención quirúrgica de mi Madre, contactó a la esposa de mi amigo que vivía en la ciudad a la que había viajado para que me acompañara en el momento de la llamada. Era tanta la preocupación de mi esposa que pensó que debía tener a mi lado a alguien conocido para recibir la noticia. Mi amigo y su esposa, entendiendo la situación, procedieron a contactarme y, sin mediar palabra alguna de lo que venía, estuvieron a mi lado para recibir la noticia. Este acto de mi esposa y la de mis dos amigos, es algo que recordaré por siempre. Es un claro ejemplo de cómo ser considerados en una situación tan delicada y de, por qué no decirlo, de amor y amistad.

 

A través de la bitácora, me pude enterar que, en una de las visitas del Doctor especialista a cargo de la salud de mi Madre había concluido que, mientras que la infección de las vías urinarias no cesara, era muy difícil pasar a otros procedimientos. La intervención de un Infectólogo era necesaria para una valoración en ese campo. Además, la neumonía de ser considerada principios, se estaba convirtiendo en algo serio, principalmente en el pulmón izquierdo. El procedimiento para entubarla era lo que aplicaba en estos casos y que sería de pronóstico reservado. Las llagas –úlceras- se convierten en algo crítico y la compra de un colchón especial es lo recomendable.

 

Trato de dormir un poco pero el sobresalto me invade. ¿Será posible que mi Madre me espere para verla con vida a mi regreso? Ese pensamiento me sobresalta. Espero que los minutos se pasen rápido.

 

 

 

Víctor M. Rodríguez G.

 

Febrero, 2014

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