A un año de tu partida

 

AHORA SOLO

 

Me enseñaste a caminar,

y con ello, el camino de la justicia,

la verdad y la rectitud.

Pero no me enseñaste el camino sin ti.

 

Me educaste,

y mis primeras escrituras y lecturas

fueron para ti, solo para ti.

Pero no me educaste a la vida sin ti.

 

Me alimentaste,

tanto el cuerpo como el alma.

Aprendí a estar hambriento y a saciarme.

Me enseñaste a valerme por mi mismo.

Pero ahora, mi alma tiene hambre de tu presencia.

 

Me abrigaste,

y por ello, nunca tuve frío.

Pero este frío que provoca tu ausencia, no lo conocía

y nada me cubre.

 

 

Me enseñaste a amar, a amarte, a amarme.

Y con ello la libertad que te da la vida.

Aprendí a querer y a quererme.

Pero tu ausencia hace que el amor se transforme en recuerdos.

 

Me enseñaste a rezar

y a estar bien con Dios.

Y tu ausencia le ha dado sentido al "Dulce Madre, No te alejes.

Tu vista de mi no apartes".

 

No quiero tu ausencia.

Pero tengo que vivirla.

Regresa para seguir aprendiendo de tu vida, de nuestra vida,

aunque sea en recuerdos.

La ausencia duele.

Tu ausencia duele.

Sigo aprendiendo de ti, ahora solo.

 

 

 

 

 

Víctor M. Rodríguez G.

 

Febrero, 2014

Comentarios