Mentalidad de un jefe exitoso

Mentalidad de un jefe exitoso

Mentalidad de un jefe exitoso

El éxito en los negocios y al momento de ser lider en algún proyecto depende en mayor medida de la mentalidad de quien lleva la batuta al momento de tomar decisiones e instruir a su equipo de trabajo para lograr sus objetivos.
 
Geoffrey James, columnista de la publicación especializada Inc Magazine, publicó un nuevo libro en el que comparte algunos secretos sobre el tipo de ideas que generalmente comparten quienes son exitoso en los negocios.
 
Parte de lo que muestra en su libro: "Bussines Without the Bullsh*t: 49 secrets and shortcuts you need to know", James revela la forma en que piensa un jefe exitoso respecto a conceptos clave para su desempeño y liderazgo.
 
Así, para este escritor y especialista la mentalidad que deben tener los jefes exitosos consiste en estas ocho creencias:

1. Los negocios son un ecosistema, no un campo de batalla.
 
Los jefes promedio tienden a concebir a los negocios como un conflicto entre compañías, departamentos y grupos. Este tipo de personas crean armas y tropas a quien ordenar, y trata a los competidores como enemigos y a los clientes como un territorio que debe ser conquistado.
 
En cambio los jefes que logran mejores resultados, tienden a ver los negocios como una simbiosis en la cual, la empresa con mayor diversidad tiene mayor oportunidad de sobrevivir y prosperar. Ellos crean equipos que se adaptan fácilmente a nuevos mercados y pueden formar con mayor rapidez sociedades con otras compañías, clientes e incluso competidores.
 
2. Una compañía es una comunidad, no una máquina.
 
Para James, los jefes promedio consideran que sus empleados son engranes de una máquina; crean estructuras rígidas con reglas inflexibles y luego tratan de mantener el control.
 
La mentalidad de los jefes destacados consisten en entener a su compañía como una colección de sueños individuales, que pueden relacionarse para lograr un propósito mayor, este tipo de personas inspiran a sus empleados para dedicarse a obtener el éxito de sus compañeros, por lo tanto al de su comunidad y en especial al de la compañía.

3. Dirigir es servir, no controlar.
 
Generalmente los encargados promedio sólo buscan que sus empleados hagan exáctamente lo que se les ordena, se mantienen al tanto de cualquier tipo de insubordinación y crean ambientes donde la iniciativa individual es limitada, creando la mentalidad entre los empleados de que se debe esperar a "lo que diga el jefe".
 
Un jefe exitoso colabora con una dirección general y se compromete a obtener los recursos que sus empleados necesitan para realizar el trabajo. Este tipo de directivo comparte las decisiones con los equipos de trabajo y permite que éstos dispongan sus propias reglas, e interviene sólo cuando es necesario o se presenta alguna emergencia.
 
4. Los empleados son compañeros, no niños.
 
Geoffrey James explica también que los jefes promedio ven con inferioridad a sus empleados y los considera seres inmaduros, en quienes simplemente no puede confiar. Así los trabajadores a su cargo actúan según la actitud de este tipo de directivos y sólo se preocupan por cumplir sus tareas y cuidar su empleo.
 
Los jefes considerados por James como exitosos tratan a los empleados como si fueran las personas más importantes de la firma. "La excelencia debe esperarse en todas partes de la compañía, por lo que los empleados realizan su mejor trabajo para ellos mismos, su jefe y la empresa".

5. La motivación surge de una visión, no del miedo.
 
Usar el miedo a ser despedido, al ridículo o a la pérdida de privilegios, es algo que acostumbran los jefes promedio. Como resultados, los empleados suelen paralizarse y evitan tomar decisiones de riesgo, incluso cuando estas pueden ser cruciales para la sobrevivencia de la compañía.
 
Los empleados logran mejores resultados ante el estímulo de jefes que buscan inspirar a las personas a ver un mejor futuro y cómo ser parte de este. Así permiten enfocarse en las metas de la organización y realmente disfrutar de lo que hacen, y por supuesto saber que disfrutarán parte de las recompensas.

6. El cambio es crecimiento, no dolor.
 
Un jefe promedio percibe el cambio como una complicación y una amenaza, una medida a la que se debe recurrir sólo cuando la compañía lo necesita como última alternativa.
 
Sin embargo, un buen jefe considera que el cambio es una parte inevitable de la vida, al saber que el éxito es posible sólo si los empleados y las organizaciones acogen nuevas ideas y nuevas formas de hacer negocios.
 
7. La tecnología empodera, no automatiza.
 
El jefe promedio considera a la tecnología como un medio para fortalecer el control, al instalar sistemas que evitan la toma de decisiones de los empleados.
 
Los jefes exitosos ven a la tecnología como medios para liberar a la gente de ciertas tareas y así aprovechar el tiempo para desarrollarse en un sentido más creativo y poder fortalecer sus relaciones laborales.
 
8. El trabajo puede ser divertido y no mero esfuerzo.
 
Generalmente un jefe promedio creen que sus empleados resienten tener trabajo e inconscientmente tienden a concebirse a sí mismos como opresores y a sus subordinados como víctimas.

Al ver el trabajo como algo que se puede disfrutar inherentemente, un buen jefe se esfuerza por proyectar esa convicción al resto de su equipo y asigna tareas que cada miembro disfrute, por lo que logra mejores resultados.



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