Mandela y los 6 hábitos que lo hicieron un gran líder

Mandela y los 6 hábitos que lo hicieron un gran líder | ALTO NIVEL

Mandela y los 6 hábitos que lo hicieron un gran líder



Mandela y los 6 hábitos que lo hicieron un gran líder

¿Qué hábitos son los que conforman el liderazgo y la trascendencia de una persona en la vida? Nelson Mandela es sin duda un personaje tan sobresaliente en nuestra historia como humanidad, que difícilmente se le puede circunscribir únicamente en el ámbito del liderazgo, no obstante, en su autobiografía, podemos identificar ciertos hábitos que lo hacen una hombre excepcional.

Los buenos hábitos son grandes generadores de cambios, caminos inicialmente sinuosos pero con el tiempo virtuosos.

Es por ello que en esta entrega quisiera abordar el tema de la lucha de la libertad emprendida por Mandela desde el punto de vista de los hábitos que dibujaron la vida de un gran líder.

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Tal como apreciaremos en esta columna, los hábitos de Madiba (como lo nombraba su tribu) no sólo transformaron la vida de un país y de una sociedad oprimida, su huella también puede ser un camino claro hacia la libertad individual,  de cada uno de nosotros, ante el ejemplo este gran líder.

1. Actúa con fortaleza y esperanza

A sus nueve años fue testigo de la muerte de su padre. Antes del último suspiro, pidió a un par de sus esposas -(tradición Xhosa) que lo cuidaban en su fatal enfermedad y siendo una de ellas la madre de Mandela- una pipa para disfrutar. Diagnosticado de una enfermedad pulmonar, su padre fallece -ante sus ojos incrédulos- aún con la pipa encendida. 

Perder a su padre desde pequeño quizás fue uno de los primeros hitos que fueron circunscribiendo la mentalidad fuerte y esperanzadora que lo caracterizaron. Previniendo este fatal desenlace, el padre de Mandela solicita a su amigo Jongintaba la protección de su hijo.

Devastado por la trágica noticia y ante el compromiso asumido por el amigo de su padre, Mandela se despide de su madre para iniciar una vida bajo el cobijo de su generoso protector. Esto le permite tener acceso a una educación y preparación para el mundo que enfrentaría.

Esta experiencia la recrearía en su vida una y otra vez, pero sobre todo ante las desgarradoras vivencias en prisión (27 años de encarcelamiento) soportando la pérdida y muerte de familiares como su madre y a uno de sus hijos, paralelamente con la esperanza de volver a verlos, recreando una y otra vez en sus sueños, la visita a su casa de Orlando West.

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2. Mentalidad de acoplamiento y/o incorporación

Algo que caracterizaba significativamente a Mandela era su forma de "acostumbrarse" a su entorno. Era un hombre con una curva de aprendizaje corta, sin titubeos y con carácter. Ya sea en una nueva escuela, universidad, ciudad, en sus trabajos previos a la fundación del primer despacho de abogados negros en Sudáfrica, en las diferentes prisiones y hasta en su propia libertad, Mandela se "ajustaba" perfectamente a su entorno y al contexto que lo rodeaba.

Dotado de una inteligencia intelectual y emocional perfecta, superaba la opresión recibida a través de sus conversaciones, diplomacia y empatía con la gente que lo rodeaba.

Mandela vivió varios meses sumergido en lo que llamada la "clandestinidad", llegando hacerse pasar por mozo, jardinero y chofer con otro nombre –David Motsamayi–  para no ser identificado por el gobierno del National Party antes de ser encarcelado.

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Una vez en prisión, creó sistemas de comunicación con otros reos, empatía con ciertos guardias para obtener información del ambiente político y la lucha del Congreso Nacional Africano (CNA), visitas de su segunda esposa Winnie y hasta un huerto para poder sembrar sus hortalizas y frutos favoritos. Este hábito de acoplamiento es sumamente notorio en su comportamiento y personalidad.

Al descubrir la vida de Mandela en cada uno de sus capítulos y desafíos, provoca realmente un sentido de admiración profunda por su autoconfianza, seguridad, nobleza y liderazgo.

3. Acondicionamiento físico y trabajo arduo

Mandela se levantaba siempre a las 5:30 am y realizaba sus ejercicios habituales como estiramientos, sentadillas, lagartijas, abdominales. Igualmente corría y trotaba. Antes de pisar la cárcel era un practicante del box y amante del cuadrilátero. La rutina de su vida comenzaba a estas horas de la madrugada.

Era un hombre que dormía poco y aprovechaba cada hora del día para manejar sus asuntos legales, políticos, laborales, familiares y sociales: la fundación de su despacho de abogados con su mejor amigo Oliver Tombo, su trabajo político en el CNA como organización pilar de la resistencia civil y militar, la defensa frecuente de su situación legal frente al estado gobernado por el National Party –creador del apartheid–, hasta la configuración del estado democrático que lo llevara a la presidencia, hacían de la vida de Mandela, una vida agitada y dotada de múltiples compromisos simultáneos.

El equilibrio entre su trabajo y conciencia sobre la importancia del deporte en su vida le permitieron, sin lugar a dudas, tener una vida longeva y saludable.

4. Especialización

Mandela fue un abogado notable. Su lucha por la libertad iniciaba en los libros, en el conocimiento de la ley. Era consciente de la ignorancia en la que vivía su pueblo sometido a uno de los regímenes más opresores jamás concebidos. El alimento de su conocimiento lo absorbía siempre bajo la filosofía de ser un instrumento libertador de su pueblo ante las atrocidades vividas.

La dedicación emprendida en su lectura y estudios estaba dedicada a la lucha por la libertad. Su vocación profesional y talento se empalman con su lucha, tanto así, que durante todos los juicios previos al conocido juicio de Rivonia (sentencia en prisión por alta traición) los ganó todos.

Mandela era un hombre culto y carismático, lo que le permitía ganarse a la gente con sólidos fundamentos, principios e ideales. Información que obtenía gracias a su experiencia en las calles y contacto con la gente, pero sobre todo, por su hábito de lectura y estudio constante.

5. Practica el optimismo

No es difícil imaginar los momentos sombríos a los que se enfrentaba Mandela constantemente. Llegó a poner a prueba su fe en la humanidad y en sí mismo, pero no podía ni debía abandonarse ante la desesperación. Sabía que en esa dirección sólo se encaminaría hacia la derrota y a su propia muerte.

El ánimo y el optimismo eran vigilantes siempre presentes ante momentos de dolor y abandono. Todos hemos vivido momentos de desolación, desesperación y más aún incertidumbre. La duda del camino elegido comparado con los caminos que pudieran ser, decapita el presente y subyuga la razón.

Mandela era especialmente talentoso para automotivarse, era ante todo un hombre positivo, abundante en esperanza, misma que contagiaba a quienes lo rodeaban. Su mentalidad fuerte y carácter férreo, lo mantuvieron cobijado y protegido aún ante el peor de sus pensamientos.

Era un maestro en visualizar su futuro y crearlo con cada pensamiento y acción. Mandela sabía que su libertad podía ser fácilmente arrebatada en un régimen como el apartheid pero jamás le fue arrebatada su mentalidad positiva.

Este optimismo lo llevó inclusive al extremo, cuando hubo obtenida su libertad el 11 de febrero de 1990, puso en su mente como nuevo proyecto: la libertad de su opresor. Mandela planteó un dilema filosófico nada menor que lo convirtió en un salvador y libertador de todos los sudafricanos. Salvar a su opresor de sí mismo.

Los barrotes que lo asilaron por más de 27 años, eran ahora los barrotes de la conciencia de sus opresores, teniendo como tarea liberarlos de ellos mismos. Sin esta libertad del opresor y del oprimido no habría jamás reconciliación, paz y una genuina democracia.

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6. Construye relaciones de amistad

Mandela tenía una cualidad que lo diferenciaba notablemente del resto de los activistas del CNA y era su capacidad de generar confianza y lealtad con sus interlocutores, autoridades, seguidores y compañeros. Estos atributos de sus relaciones lo llevaron a generar relaciones de largo plazo y amigos. Sus principios y congruencia con los mismos, lo hacían un hombre íntegro y fundamental en las decisiones clave en la lucha contra el apartheid.

Fue un hombre que durante el periodo que él menciona como de "clandestinidad" e identificado como la "Pimpinela Negra" viaja constantemente a otros países africanos e Inglaterra para preparase para la lucha armada una vez concebido el brazo militar del NCA denominado como MK. 

En estas ciudades y países es recibido siempre como un hombre de peso y relevancia para todos los africanos de su época, construyendo siempre relaciones que al pasar de los años y aún en la cárcel, le permitieron seguir contando con el apoyo de otros líderes para la lucha emprendida.

En la cima de su fama desarrolló la admiración y aprecio de presidentes, líderes, artistas y grandes empresarios de todo el mundo manteniendo con ellos una relación de amistad hasta su muerte.

Leer a un personaje de esta magnitud con el detalle de su vida cotidiana a través de los años, nos permite conocer los hábitos que lo mantenían desarrollándose y trascendiendo en su vida, mismos que podemos implementar en la nuestra. 



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