Cómo salvarse del infierno


La mayoría de las empresas reconoce que no tiene un conjunto eficaz de indicadores para evaluar sus operaciones. Por vanidad, pereza o necedad, entre otras cosas, los ejecutivos fallan al definirlos y usarlos. Conozca las claves para no cometer los siete pecados capitales de la medición del desempeño.

Por Michael Hammer

Medir el desempeño operacional sigue siendo un problema para las organizaciones. A lo largo de mi carrera me he relacionado con empresas de casi todas las industrias, y rara vez encontré alguna que creyera tener un conjunto eficaz de indicadores para sus operaciones de fabricación, servicio al cliente, marketing o compras. De hecho, pocos ejecutivos consideran que sus sistemas de medición son adecuados, o que ayudan a la compañía a mejorar su desempeño y alcanzar sus metas estratégicas.

Esto es sorprendente, por dos razones. En primer lugar, medir el desempeño operacional es tan importante que el problema debería haberse resuelto hace tiempo. Segundo, porque las empresas han desarrollado, en los últimos años, sistemas mucho más sofisticados, basados en herramientas como el balanced=2

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